Bosques
encantados de Polaciones
(Desde el
Mirador de la Cruz de Cabezuela, Cotillos y Salceda.)
Montaña
Palentina y Cántabra
(Siempre
que regresas a la montaña encuentras algo diferente e interesante)
“Sensaciones
en la cima”
28 de octubre de
2015
La ruta, no tiene
dificultad. Es sencilla. 13 Km.
Cervera de
Pisuerga dirección Potes. Piedrasluengas, Valle de Polaciones, Mirador de la Cruz de Cabezuela, Cotillos,
Salceda.
Iniciamos la
marcha desde el collado de la Cruz de Cabezuela que está sobre dos valles, a un
lado el valle Lebaniego y al otro el valle de Polaciones., donde hay una
escultura “Encuentro entre un Purriego y un Lebaniego". Tomamos el camino que
conduce a Cotillos. El camino a veces le abandonamos para adentrarnos en el bosque. Regresamos por el pueblo de
Salceda al Mirador. Y al final a comer un fantástico cocido en el Bar Restaurante Venta de Pepín.
Caminantes: Alberto, Manolo, Keko, y Teo.
Por un momento, pareces estar en el país de los enanitos, peras muy pequeñas, perujos; manzanas muy pequeñas, maíllos, avellanas, bellotas
“Sensaciones”
Bosques
encantados de Polaciones
(Desde el
Mirador de la Cruz de Cabezuela, Cotillos y Salceda.)
Por
iniciativa de nuestro amigo Alberto hemos venido a estos parajes y bosques de
Polaciones. Arriba entre la niebla aparece la fortaleza de Peñalabra, al fondo los
picos nevados de la montaña palentina y los picos de Europa. Dos valles, el de los
lebaniegos, y el de los Purriegos. Un escenario perfecto de tranquilidad.
La
luz otoñal ilumina y pinta el bosque de hayas y hace que percibamos
efectos especiales de colores de diferentes tonalidades, ocre rojo, caqui, matices
de color verde y amarillo, troncos grises; caminamos y pisamos hojas marrones,
humedecidas por el roció.
Es
un privilegio estar perdidos en plena naturaleza. La simple observación, aunque
sea repetitiva, te reactiva y con el poder de la imaginación hace que tu
cerebro procese y capte la emoción que trasmite el paisaje.
Hemos
dejado atrás el Mirador de Cabezuela donde está la figura de hermanamiento de
un Purriego y un Lebaniego. Hemos cruzado bosques vírgenes de hayas, robles,
acebos, avellanos y retamas. Ya estamos en el pueblo de Cotillos, donde nos
cuentan que en días pasados un lobo devoró un cerdo. Pasamos junto a unos
acebos de hojas de color verde brillante, pinchudas, perennes, sus drupas
redondeadas de intenso color rojo. Y estamos caminando y escuchas el grito de
alarma de un arrendajo. Y más adelante oyes el golpe hueco de un picamadero e
imaginas su enorme pico blanco pelando la corteza del árbol. Por un momento,
pareces estar en el país de los enanitos, peras muy pequeñas, perujos; manzanas
muy pequeñas, maíllos, avellanas, bellotas.
Atrás
hemos dejado el pueblo de Salceda y hemos regresado al Mirador de Cabezuela.
Este
es nuestro pequeño mundo de montaña y senderismo.
La luz otoñal ilumina y pinta el bosque de hayas
Hace que percibamos efectos especiales de colores de diferentes tonalidades
ocre rojo, caqui, matices de color verde y amarillo, troncos grises
Con el poder de la imaginación hace que tu cerebro procese y capte la emoción que trasmite el paisaje.
Hemos dejado atrás el Mirador de Cabezuela donde está la figura de hermanamiento de un Purriego y un Lebaniego
La luz otoñal ilumina y pinta el bosque de hayas y hace que percibamos efectos especiales de colores de diferentes tonalidades, ocre rojo, caqui, matices de color verde y amarillo, troncos grises
Caminamos y pisamos hojas marrones, humedecidas por el roció
Pasamos junto a unos acebos de hojas de color verde brillante, pinchudas, perennes, sus drupas redondeadas de intenso color rojo.
Es un privilegio estar perdidos en plena naturaleza
Al fondo los picos nevados de la montaña palentina y los picos de Europa.
Y al final a comer un fantástico cocido en el Bar Restaurante Venta de Pepín.
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