El Sabinar de Peña Lampa 1.804 m.
E
(Desde
el pueblo de Velilla del Rio Carrión)
Montaña
Palentina
(Siempre
que regresas a la montaña encuentras algo diferente e interesante por pequeño
que sea y siempre se camina animado de disfrutar del día)
“Sensaciones
en la cima”
30 de septiembre
de 2015
La ruta es de
dificultad media. Desde Velilla, dirección
Portilla de la Reina, a unos cuatro kilómetros giramos a la izquierda tomando
la carretera de la zona de las minas, y en la base de Peña Lampa, en el sabinar,
dejamos un coche. Con los otros dos coches, pasamos la Portilla de la Reina y
los dejamos al margen izquierda, frente al Pico Arbillos y ascendemos por un
camino de hayas, robles y mostajos. Subimos, por el Collado de la Peña Lampa, a
las dos cumbres y bajamos por el sabinar de Peña Lampa, donde habíamos dejado
el otro coche.
Recorrimos 14 km.
Caminantes: Alberto,
Manolo, Keko, Jesús, Otto y Teo.
Sabinas secas. Dicen que al anochecer, cuando no las ven, caminan por esos montes, con paso silencioso, con sus ramas desmayadas, con sus pocos pelos de hojas verdes. Es un misterio.
“Sensaciones”
EL SABINAR DE PEÑA LAMPA 1.804 M.
(Desde el pueblo de Velilla del Rio Carrión)
(Desde el pueblo de Velilla del Rio Carrión)
Ahí
están siete rebecos, corren, saltan, parecen no tocar el suelo, juguetean con
la distancia, se ocultan tras las rocas. Sobre nuestras cabezas, un buitre con
su elegante vuelo.
Ascendemos
por un sendero de hayas, robles y mostajos, desde donde vamos observando a lo lejos, nuestra Peña Lampa.
Increíble, una niebla oscura nos sorprende y nos quita
toda la visibilidad. Hacemos un reconocimiento de lugar a ciegas, hay dudas; dudas que desaparecen con la niebla que levanta.
Ascendemos
sobre rocas rodadas, sobre bloques de piedra, alcanzamos el Collado de Peña
Lampa. Aparecen los valles, el pueblo leonés de Besande, pantanos, montañas, el Pico
Arbillos, la fumata blanca de la Térmica de Velilla.
Hemos
alcanzado las dos cimas, tiempo de relajación, un espacio sorprendente para
contemplar y para los que aprecian el mirar.
Descendemos
por la cara sur, por los sabinares. Sabinas longevas, verde oscuras, que
resisten las bajas temperaturas invernales, misteriosas, parecen guardar
secretos, de tronco torneado, no tienen mucha altura. Y junto a ellas te
sorprende la naturaleza muerta o "viva". Y ahí está esa sabina, de tronco seco, que se
niega a desaparecer, que agarra sus raíces sobre las rocas. Sabinas secas, de
rostro viejo que parecen llenas de sabiduría, de tronco retorcido que mantienen
sus atractivas formas. Dicen que al anochecer, cuando no las ven, caminan por esos montes, con
paso silencioso, con sus ramas desmayadas, con sus pocos pelos
de hojas verdes. Es un misterio.
Ascendemos sobre rocas rodadas, sobre bloques de piedra, alcanzamos el Collado de Peña Lampa
Y en la cima de Peña Lampa, los pastores se protegen de los fríos invernales.
Y ahí está esa sabina, de tronco seco, que se niega a desaparecer, que agarra sus raíces sobre las rocas.
Dicen que al anochecer, cuando no las ven, caminan por esos montes, con paso silencioso, con sus ramas desmayadas, con sus pocos pelos de hojas verdes. Es un misterio.
Y queremos que el invierno no llegue y que se alargue el otoño.
La fumata blanca de la Térmica de Velilla.
Ascendemos sobre rocas rodadas, sobre bloques de piedra, alcanzamos el Collado de Peña Lampa
Aparecen los valles, , pantanos, montañas, el Pico Arbillos.
.
.
Y en la cima de Peña Lampa, los pastores se protegen de los fríos invernales.
Sabinas longevas, verde oscuras, que resisten las bajas temperaturas invernales, misteriosas, parecen guardar secretos, de tronco torneado, no tienen mucha altura.
Y ahí está esa sabina, de tronco seco, que se niega a desaparecer, que agarra sus raíces sobre las rocas.
Sabinas secas, de rostro viejo que parecen llenas de sabiduría, de tronco retorcido que mantienen sus atractivas formas.
Dicen que al anochecer, cuando no las ven, caminan por esos montes, con paso silencioso, con sus ramas desmayadas, con sus pocos pelos de hojas verdes. Es un misterio.
Caminan por esos montes, con paso silencioso, con sus ramas desmayadas, con sus pocos pelos de hojas verdes.
Una mina abajo de Peña Lampa.
Y caminamos entre las sabinas y las piedras
Hemos alcanzado las dos cimas, tiempo de relajación, un espacio sorprendente para contemplar y para los que aprecian el mirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario