Curavacas Norte -huerto chico- Montaña Palentina | 2010-09-17 |
SENSACIONES EN LA CIMA
Domingo 12/09/2010
“Huerto Chico”
MONTAÑA PALENTINA
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Zona Parque Natural Fuentes Carrionas CERVERA DE PISUERGA (Palencia) ESPAÑA
Ponemos ESPAÑA en honor a los muchos visitantes a nuestro blog de los países sudamericanos, desde aquí un saludo.
RUTA:
· Valle de Pineda -40 km ida y vuelta en un todoterreno.
· Vega los Cantos -Estrecho del río Carrión
· Ascenso a “huerto chico” “brecha de los rebecos” “Cordada de los Faquires” “brecha muerta con su placa amarilla” “senda del notario” “Hoya superior” “Pozo del Curavacas”
· Duración, salida de Cervera de Pisuerga a las 9 de la mañana y regreso a las 9 de la noche.
· Tiene cierta dificultad.
CLUB DE PESCA Y MONTAÑA RIVERA-PISUERGA-CERVERA DE PISUERGA-
Otto, Alberto y Teo
CURAVACAS NORTE
“HUERTO CHICO”
El Curavacas es la joya de la montaña palentina, sus parajes tienen el lenguaje del silencio sonoro, si escuchas, lo oyes.
Nuestro destino es “huerto chico” paraíso perdido de los rebecos, majada de hierba cervuna del pico Curavacas Norte a 2.300 m. de altura, arriba “la brecha de los rebecos”; nuestra inquietud es observarles, contemplarles cuando se encuentran pastando.
Hemos recorrido el Valle de Pineda en el “todoterreno” de Otto. Dejamos atrás el chozo de Santibáñez, Santa Marina, cruzamos cinco o seis veces el río Carrión y el río Arauz, pasamos la vega “correcaballos”, chozo Pico Orbillo bajo, el chozo de Vicente, Vega los Cantos; muy cerca, un puente romano de un solo ojo sobre las aguas claras de Rio Reñuelo; regresamos a nuestro camino, aquí en el Estrecho del Río Carrión, en el Pozo oscuro, en el “paso de las cabras”, paramos. Ajustamos los cordones de nuestras botas, preparamos los bastones y comenzamos a ascender por el camino que no hay camino. Alberto y Otto, montañeros experimentados, saben los vericuetos que hay que hacer; se pone pindio, aparecen rocas a nuestro paso, procuramos no resbalar, contemplamos la cara sur del Pico Lezna, Peña Quebrada, Pico los Cantos y a lo lejos la Horca de Lores; encontramos ráspanos maduros, pequeños, redondos, de azul oscuro. Es nuestra fiesta gastronómica, no dudo en fotografiarles.
Subimos, ascendemos. Alberto sisea con su dedo en la boca para guardar silencio, tenemos suerte, el viento viene del sur, no queremos que nos huelan, ni nos oigan los rebecos; agazapados, encorvamos nuestros lomos, avanzamos suavemente hasta alcanzar el montículo que nos permita ver en todo su esplendor el vergel de “huerto chico”, su campera de abundante hierba cervuna, contemplar a los rebecos pastando en el socayo; nuestro objetivo se ve truncado, desde lo alto de la roca, dos rebecos de una enorme cornamenta nos observan, nos miran fijamente, algo irónico nos querrán decir estos bellos e inteligentes animales.
Ascendemos, alcanzamos la “brecha de los rebecos”. Una bella estampa se nos presenta “La cordada de los faquires” bosque de afiladas rocas verdinegras, cortantes, escarpadas, sobrecoge este espacio; silencio, un recuerdo, un respeto para aquellos intrépidos montañeros palentinos Jesús Redondo, Luis Ángel Puertas, Paulino de la Torre, que tuvieron en el año 1957 la fatalidad de encontrar la montaña enfurecida, les engulló para siempre en sus entrañas. dulce sabor a hiel, un saludo a mi querido y respetado maestro de escuela D. Alejandro Diez Riol y su esposa maestra Dña Joefina, que participó en el recate de sus amigos; más arriba el “huerto grande”.
Sin ascender, cruzamos horizontalmente el Curavacas norte. Vamos ganando altura; a través de una senda con hitos, caminamos hasta poder contemplar “la placa amarilla” estampada en el corte lateral de la “brecha muerta”; es un paisaje arquitectónico extraordinario, colores ocres, verdes oscuros, una luz suave, sobria la engrandece; cómo será con sus cascadas invernales; esos cortados embrutecidos hacen un paisaje cósmico grandioso.
Encontramos la “Senda del Notario”, renunciamos a subir a la cima del Curavacas, aprovechamos para bajar a la Hoya Superior; algunos tramos se complican, se estrechan, aparecen rocas que quieren ponernos alguna dificultad, salvamos la situación; abajo, una cruz protegida por una roca recuerda los nombres de los dos montañeros burgaleses, Alfonso y Vicente que en enero de 1996 una avalancha de nieve les sepultó.
Descendemos, abajo el misterioso y atractivo lago Pozo Curavacas 1.781 m; elevamos nuestra vista, día luminoso, energético, paisaje de ensueño, la Cima principal del Curavacas, conglomerado de rocas verdinegras, color que le dan los líquenes adheridos parece la “Gran Pirámide”, Pico Medio, el Paso del Portillo, la Cumbre Oeste y… sobrecogedor, impactante “la Aguja del Pastel”, su verticalidad, sus diferentes formas, hacen de ella un atractivo especial, no nos cansamos de contemplarla, al igual que el Torreón Chico, la Curruquilla.
Estas espléndidas obras de arte de la naturaleza, rocas grandiosas, picachos de corte vertical irregulares, sus colores, su vegetación nos han permitido entrar en un estado de satisfacción que nos compensa extraordinariamente; su contemplación desde diferentes alturas y ángulos, hace que hayamos percibido su gran belleza y nos arrastre para volver un día y otro día.
Nota: Es posible que algún término no les haya nombrado correctamente, pido disculpas, ya que soy un mero montañero aficionado. Si hay que corregir algo, me lo decís en el apartado de comentarios para poder subsanarlo de inmediato.
hasta poder contemplar “la placa amarilla” estampada en el corte lateral de la “brecha muerta”; es un paisaje arquitectónico extraordinario, colores ocres, verdes oscuros, una luz suave, sobria la engrandece;
Estrecho del Río Carrión, en el Pozo oscuro, en el “paso de las cabras
su contemplación desde diferentes alturas y ángulos, hace que hayamos percibido su gran belleza y nos arrastre para volver un día y otro día.
Los tres "chicos" que querían ver a los rebecos en "huerto Chico"
Al fondo la Horca de Lores
Parte sur del Pico Lezna
la Cima principal del Curavacas, conglomerado de rocas verdinegras, color que le dan los líquenes adheridos parece la “Gran Pirámide”,
Nuestro destino es “huerto chico” paraíso perdido de los rebecos, majada de hierba cervuna del pico Curavacas Norte a 2.300 m. de altura, arriba
Si, Otto,mira arriba,que ahí están los rebecos esperándonos
Una bella estampa se nos presenta “La cordada de los faquires” un bosque de afiladas rocas verdinegras, cortantes, escarpadas, sobrecoge este espacio; silencio, un recuerdo, un respeto para aquellos intrépidos montañeros palentinos Jesús Redondo, Luis Ángel Puertas, Paulino de la Torre, que tuvieron en el año 1957 la fatalidad de encontrar la montaña enfurecida, les engulló para siempre en sus entrañas. dulce sabor a hiel;
Otto,trepa como un jabato
Encontramos la “Senda del Notario”, aprovechamos para bajar a la Hoya Superior; algunos tramos se complican, se estrechan, aparecen rocas que quieren ponernos alguna dificultad, salvamos la situación
una cruz protegida por una roca recuerda los nombres de los dos montañeros burgaleses, Alfonso y Vicente que en enero de 1996 una avalancha de nieve les sepultó.
Cerca del Pozo Curavacasm nos gustó,no sabemos cómo se llaman.
sobrecogedor, impactante “la Aguja del Pastel”, su verticalidad, sus diferentes formas, hacen de ella un atractivo especial, no nos cansamos de contemplarla, al igual que el Torreón Chico, la Curruquilla.
sobrecogedor, impactante “la Aguja del Pastel”, su verticalidad, sus diferentes formas, hacen de ella un atractivo especial, no nos cansamos de contemplarla, al igual que el Torreón Chico, la Curruquilla.
Flores en la Vega de los Cantos.
Su nombre es COLQUICOS. Gracias a WAYNE EL RATA, que es un experto en la flora de la montaña y nos ha informado.
encontramos ráspanos maduros, pequeños, redondos, azulado oscuro, es nuestra fiesta gastronómica, no dudo en fotografiarles.
Siento que la fotografía no es buena
un puente romano de un solo ojo sobre las aguas claras de Rio Reñuelo - Gracias a Félix por la aportación del nombre-
la montaña palentina, sus parajes tienen el lenguaje del silencio sonoro, si lo escuchas, lo oyes
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