SANTA LUCIA 1.850 M.- montaña palentina | 2012-08-03 11:25:00 |
LA BLANCA NIEBLA DE SANTA LUCIA 1.850 M.
29/07//2012
Ruta sencilla de relax 11 km.
Se parte de Cervera, carretera Valle Estrecho y se llega al Alto la Varga y se comienza a subir un poco más adelante.
Montañeros: Manolo y Teo,
SENSACIONES EN LA CIMA
LA BLANCA NIEBLA DE SANTA LUCIA 1.850 M.
Cuando estás por encima de la niebla, cuando el terreno es conocido y tienes suficientes referencias de seguridad para no perderte, la situación de estar, es fantástica, sientes la belleza del silencio.
Tu imaginación navega sobre el mar de nieblas, experimentas cómo la blanca, densa y compacta niebla es movida por el viento, ondea, se deja llevar y como dice Manolo va creando rebujos que remolinean y se van trasladando con rapidez para cubrir otras superficies; deja espacios, pasadizos por los que contemplamos cumbres verdes, grises, cielo azul que contrasta con la blancura de la niebla. Una luz solar blanquecina refleja y atraviesa con dificultad el mar de niebla.
No vemos el Curavacas, ni el Espigüete, ni el pico Murcia, creemos que están envueltos en las tinieblas; nos viene a la mente el recuerdo de nuestros cuatro amigos, David, Tomás, Edu y Gelo, que han ascendido esta mañana al Curavacas, que estarán en medio de la oscuridad grisácea, pero las apariencias y los juicios rápidos engañan, la cortina ciega está en nosotros, la niebla caprichosa es nuestra, la tenemos aquí y no nos deja apreciar que en la lejanía, las cumbres del Curavacas no tienen niebla, están limpias, por lo que nuestros amigos han disfrutado del ascenso, de la luz solar, del cielo azul.
Habíamos subido a la Peña Santa Lucia desde el Alto la Varga; vimos los restos ruinosos de piedras de la antigua Ermita de Santa Lucia, vimos a los rebecos sobre las rocas en medio de las nieblas, recogimos té que pusimos en manojos; bajamos por el sendero de la venada, como dice Manolo, con una aire más templadito; señala a la Árnica, planta con efectos diuréticos. La flora de estas laderas le priva, la manzanilla de calar, el cardo azul, bolitas amarillas en el suelo que desconocemos.
Desapareció la niebla, nuestro regreso, nos observa la vaca de los afilados cuernos.
en medio de la oscuridad grisácea, pero las apariencias y los juicios rápidos engañan, la cortina ciega está en nosotros, la niebla caprichosa es nuestra, la tenemos aquí y no nos deja apreciar que en la lejanía, las cumbres del Curavacas no tienen niebla, están limpias, por lo que nuestros amigos han disfrutado del ascenso, de la luz solar, del cielo azul.
y como dice Manolo va creando rebujos que remolinean y se van trasladando con rapidez para cubrir otras superficies;
la situación de estar, es fantástica, sientes la belleza del silencio.
Tu imaginación navega sobre el mar de nieblas, experimentas cómo la blanca, densa y compacta niebla es movida por el viento, ondea, se deja llevar
vimos a los rebecos sobre las rocas en medio de las nieblas,
bolitas amarillas en el suelo que desconocemos.
Manzanilla de calar
El espigüete libre de niebla
recogimos té que pusimos en manojos
El sofisticado aparatito, ¿que mide?
Agubilla, grosella ¿
Desaparece la niebla y se ve al Curavacas en todo su esplendor
Arnica ¿
La Lastra, al fondo el Espigüete
El cardo azul
La vaca de largos y afilados cuernos nos mira
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