MONTEVISMO O PEÑAVISMO 1.735 M. -con v- FUENTES CARRIONAS-CERVERA -CAMASOBRES | 2010-06-12 |
SENSACIONES EN LA CIMA
Domingo 06/06/2010
MONTAÑA PALENTINA
Zona Parque Natural Fuentes Carrionas (Palencia) España
Ruta: CERVERA DE PISUERGA, CARRETERA POTES, A LA ALTURA DE CAMASOBRES.
RECORRIDO 14. KM
DIFICULTAD MEDIA -CINCO HORAS – El último repecho es complicado-
-Hay que estar un poco preparados
CLUB DE PESCA Y MONTAÑA RIVERA-PISUERGA-CERVERA DE PISUERGA-
Manolo-Mariam-Teo-David-Yoli-Marisa—Luismi-Mª Angeles-Alvaro-Otto-Miguel-Edu.
SENSACIONES EN LA CIMA
MONTEVISMO O PEÑAVISMO 1.735 M -CON V-
En un prado, junto a un arroyo, un pequeño potro marrón claro, protegido por sus padres, delante de atractivas hayas verde oscuro espeso, estira elegantemente sus patas traseras, de reojo nos vigilan los caballos, dan por buena nuestra presencia.
Pateamos sobre el alfombrado verde de los prados. Hablamos de las bellotas asadas, de los hayucos tostados. Un descolorado paisaje hayedo nos desconcierta, tal vez enfermo por la helada, por la niebla ácida, si es que existe; hacemos del inicio de la marcha momentos de relajación que nos proporciona esta naturaleza.
Arriba, en lo más alto, un rebeco; acecha, nos observa, está en su territorio, se siente seguro, se esconde tras la roca, sale de nuevo, nos mira, su dominio es absoluto, es el Dios del roquedo.
Nos dejamos llevar por las imágenes, los colores grisáceos, oscuros blancos de la niebla, tiene su encanto, los fuertes amarillos de los brezos, verdes, ocres.
El brezo amarillo intenso suaviza el camino que nos queda para afrontar el rocoso Montevismo, antesala del abismo que nos espera. En hilera, en silencio, con nuestros bastones, nuestras mochilas, vamos degustando lo que será el culmen de nuestra satisfacción, la cima roquera; pasamos bajo un roble frondoso, solitario; al fondo, la niebla juguetea creando figuras surrealistas sobre el Pico Tres Mares, la niebla nos amenaza, no sabemos por qué, tal vez consiga envolvernos en esa capa opaca que impide a nuestra vista gozar de todo el paisaje que nos proporciona la naturaleza. Junto a unas hierbas, junto a unas rocas, a media altura de Montevismo, un fruto extraño nos llama la atención, apelotonado, redondo, capas sobre capas, como una alcachofa, externamente unas sonrosadas lenguas le circundan, queda en un interrogatorio, cómo se llamará esta planta que nos ve pasar, ella no sabe cómo nos llamamos, nosotros no sabemos nada de ella.
Los tres capitanes esperan, llegamos la intendencia, se acabaron las florecitas de los brezos, las florecitas campanillas violetas, margaritas, las verdes praderas; la osca roca caliza pindia exige echar la mano, doblegarse a su dureza, pequeña trepada por las rocas, el esfuerzo da paso a la satisfacción, pero hemos conseguido una falsa cima, continuamos, cresteamos guardando el equilibrio, la niebla impide ver el abismo del Montevismo; ya estamos en lo más alto, un castro, otro castro, recuerdos, guerras, maquis, defensa de qué ?; nosotros estamos en la cima, nos trasporta al mundo intangible de las sensaciones. Bajamos a la tierra, gastronomía tradicional, parapetados, un tentempié, Miguel saca la botella de rioja reserva, el chorizo de venado hecho por él, nos invita y “picamos”, los demás sacamos una amplia carta, manzanas, higos, pasas, nueces, chocolates.
Luces y nieblas, comenzamos el descenso, camino complicado de alta montaña, de vez en cuando alguna piedra pateada accidentalmente por el montañero, golpea sobre la roca y roca, alcanza una velocidad violenta, no ha pasado nada. Nos juntamos, nos ayudamos, culeamos, evitamos resbalar, fuera bastones, las manos, las botas, como garrapatas pegados, adhederidos a la roca salvamos un camino correoso, complejo, embarazoso. Ya estamos en nuestra alfombra, brezos verdes, amarillos, bosque de hayas y robles, las aguas del río Cerezo golpean sobre las piedras, un viejo roble seco que ayer fue vigoroso, hoy decrépito; pisadas sobre abundantes hojas secas; en hilera, sobre el prado verde, con nuestros bastones, nuestras mochilas, ya estamos en la carretera.
En un prado, junto a un arroyo, un pequeño potro marrón claro, protegido por sus padres, delante de atractivas hayas verde oscuro espeso, estira elegantemente sus patas traseras, de reojo nos vigilan los caballos, dan por buena nuestra presencia.
En hilera, en silencio, con nuestros bastones, nuestras mochilas, vamos degustando lo que será el culmen de nuestra satisfacción, la cima roquera;
El brezo amarillo intenso suaviza el camino que nos queda para afrontar el rocoso Montevismo, antesala del abismo que nos espera.
Nos dejamos llevar por las imágenes, los colores grisáceos, oscuros blancos de la niebla, tiene su encanto, los fuertes amarillos de los brezos, verdes, ocres.
Junto a unas hierbas, junto a unas rocas, a media altura de Montevismo, un fruto extraño nos llama la atención, apelotonado, redondo, capas sobre capas, como una alcachofa, externamente unas sonrosadas lenguas le circundan, queda en un interrogatorio, cómo se llamará esta planta que nos ve pasar, ella no sabe cómo nos llamamos, nosotros no sabemos nada de ella.
la osca roca caliza pindia exige echar la mano, doblegarse a su dureza, pequeña trepada por las rocas, el esfuerzo da paso a la satisfacción,
Los tres capitanes esperan, llegamos la intendencia, se acabaron las florecitas de los brezos, las florecitas campanillas violetas, margarias, las verdes praderas;
Arriba, en lo más alto, un rebeco; acecha, nos observa, está en su territorio, se siente seguro, se esconde tras la roca, sale de nuevo, nos mira, su dominio es absoluto, es el Dios del roquedo.
pisadas sobre abundantes hojas secas
un viejo roble seco que ayer fue vigoroso, hoy decrépito;
la osca roca caliza pindia exige echar la mano, doblegarse a su dureza, pequeña trepada por las rocas, el esfuerzo da paso a la satisfacción,
el esfuerzo da paso a la satisfacción, pero hemos conseguido una falsa cima, continuamos, cresteamos guardando el equilibrio, la niebla impide ver el abismo del Montevismo;
ya estamos en lo más alto, un castro, otro castro, recuerdos, guerras, maquis, defensa de qué ?; nosotros estamos en la cima, nos trasporta al mundo intangible de las sensaciones.
al fondo, la niebla juguetea creando figuras surrealistas sobre el Pico Tres Mares, la niebla nos amenaza, no sabemos por qué, tal vez consiga envolvernos en esa capa opaca que impide a nuestra vista gozar de todo el paisaje que nos proporciona la naturaleza.
Luces y nieblas, comenzamos el descenso, camino complicado de alta montaña, de vez en cuando alguna piedra pateada accidentalmente por el montañero, golpea sobre la roca y roca, alcanza una velocidad violenta, no ha pasado nada. Nos juntamos, nos ayudamos, culeamos, evitamos resbalar
en hilera, sobre el prado verde, con nuestros bastones, nuestras mochilas, ya estamos en la carretera.
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